Por Rodrigo Luis Olmedo

"Articulación y vinculación son procesos necesarios en la dinámica organizacional de los espacios de bienestar universitario en nuestro sistema de educación superior. La lógica de actividades y servicios orientados a mejorar las condiciones de ingreso, permanencia y egreso de los estudiantes requiere, a la luz de los cambios abruptos de nuestra sociedad, la necesaria vinculación con sectores de comunión en nuestras temáticas. La perspectiva de género y la aplicación de los protocolos de violencia que se han desarrollado en casi todas las universidades.

Allí encontraron un correlato en la relación con el colectivo de mujeres y las instancias de trabajo organizado para poder dirimir tanto los espacios de acción e intervención como la definición de políticas públicas que permitan dar respuesta desde una perspectiva más compleja, junto con el acompañamiento en la disponibilidad de recursos que hacen que dichas políticas sean más efectivas. No es posible ni lógico considerar el diseño de estas políticas en forma aislada, sobre todo si se quieren obtener resultados colectivos.

En esta senda, las respectivas redes de bienestar y género del Consejo Interuniversitario Nacional han iniciado un proceso de diálogo desde el que se puedan pensar acciones orientadas a dotar de perspectiva de género a todas las áreas de incumbencia del bienestar universitario. Es un proceso que implica consensos para lograr resultados favorables hacia el interior de los espacios universitarios. La gestación de los protocolos de intervención institucional ante denuncias por situaciones de violencia contra las mujeres y personas del colectivo LGTTTBIQ ha sido una constante en todas las universidades, bien sea porque ya está aprobada su aplicación o porque se encuentra en camino de serlo.

La identificación de ejes prioritarios, como ha sido el caso de la perspectiva de género o las políticas de accesibilidad como transversales e implementadas por los áreas de bienestar universitario, deben reflejarse en resultados que redunden en beneficios para un mayor y creciente número de estudiantes y miembros de la comunidad universitaria que, cada vez más, reclaman respuestas a problemáticas complejas. Ya no alcanza sólo con la contribución desde becas estudiantiles o con el acompañamiento pedagógico (que siguen siendo necesarios) sino que resulta prioritario abordar los problemas desde una perspectiva global, que involucre, claramente, la necesidad de recursos pero, también, la comprensión de contextos y escenarios de crisis que es necesario gestionar.

Hoy la universidad pública debate el concepto de ciudadanía universitaria, entendido como la conjunción de derechos y responsabilidades de toda la comunidad. Se abren espacios de defensoría con un cambio de perspectivas: de un criterio atomizado por claustros a sujetos de derechos y responsabilidades interrelacionados por la identidad universitaria. Es necesario que nuestras áreas del bienestar universitario contribuyan a construir un camino de mayor entendimiento, comprensión, tolerancia y respeto".