Por Gabriela Balls
Es necesario concebir a la universidad moderna desde las ideas progresistas que propenda a la inclusión de la diversidad que brindan los diferentes territorios. La universidad ha asumido dicho desafío en los últimos años. Abrió nuevos comedores, guarderías, consejerías de género: asumió la tarea de compartir no sólo nuevos saberes si no también nuevos derechos en pos de promover una "nueva" ciudadanía universitaria. Así creó espacios en los que se fomenta el desarrollo de derechos universales con el objetivo de contribuir a un desarrollo más integral en los estudiantes. Para ello, se debe generar otras oportunidades que no sólo implique abrir carreras y desarrollar conocimientos estratégicos para las comunidades; hoy resulta imprescindible también aprender de los territorios y comenzar un camino de mutuos aprendizajes vinculados a la integración social, la salud integral, el deporte y la vida saludable.
Por Aníbal Sattler
Estoy convencido de que el principal desafío al interior de las instituciones consiste en fortalecer las propuestas de bienestar universitario con la consigna ineludible de la inclusión. Esto implica saber sortear debates tramposos que se tiñen de ideológicos pero solo resultan funcionales a aquellos sectores beneficiados con el modelo excluyente que impera. Decididamente, debemos volver a mirar hacia adelante para dotar de un carácter inclusivo a las políticas de bienestar, lo que traerá aparejado la renovación de las expectativas de los estudiantes que eligen formarse en la universidad pública (y de aquellos que hoy no están ni siquiera pudiendo elegir cómo vivir).